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jueves, 24 de abril de 2008

JUAN SIMÓ Señor conseller, tras la huelga de médicos de atención primaria del pasado 10 de abril de 2007, las sociedades científicas del sector y colegios profesionales suscribieron un acuerdo de mejora con la conselleria que, por su imprecisión y bajo nivel de compromiso en aspectos importantes, no fue compartido por la Plataforma 10 minutos. El paso del tiempo da la razón a quienes desconfiábamos de un acuerdo que ni en su aspecto formal cumplía los mínimos exigibles. Un año después, y agudizados en algunos casos, los centros de salud valencianos siguen con los mismos problemas. Más de una década de prolongada infrapresupuestación de la sanidad pública valenciana tiene parte de la culpa. Como usted sabe, la inversión por valenciano en atención primaria ha sido desde 1995 un 15% inferior, año tras año durante trece, al promedio del resto de las comunidades. Pero no todo es culpa de esta insu­ficiente inversión, también se une la escasa voluntad política de mejorar lo mejorable sin necesidad de grandes inversiones.
Puestos a sufrir por enésimo año consecutivo las consecuencias de la insuficiencia presupuestaria en sanidad, la mejor opción para empeorar las cosas, señor conseller, es seguir estas recomendaciones:

1.- Maltratar a profesionales y pacientes con mayor inestabilidad en el empleo, turnos que dificulten la conciliación con la vida familiar y mayor masificación de las consultas. El promedio de personas adscritas a un médico de familia valenciano (1.600) es superior en 200 al promedio nacional; hay que superar esta marca cuanto antes. Mientras, lo mejor que puede hacer para masificar más las consultas es no sustituir a ninguno de los médicos ausentes por enfermedad, vacación o permiso reglamentarios y forzar al resto a atender los pacientes de los compañeros ausentes. Total, donde comen 1.600 comen 2.000.

2.- Mantener trámites burocrá­ticos inútiles propios de una orga­nización que considera a sus médicos y pacientes presuntos delincuentes antes que profesionales cualificados, unos, y personas necesitadas de atención médica de calidad, los otros.

3.- Mantener sin cambios el mo­delo de atención primaria obsoleto desde el punto de vista organizativo y dañino para la innovación. Iniciativas de autogestión y autoorganización que sitúen al centro de salud como verdadero eje de la sanidad deben ser erradicadas.

4.- No proponer al Consejo Interterritorial el cambio del actual y tardofranquista modelo de
receta que, por mucho que se vista de Abucasis, es la mayor fuente de ineficiencia del sistema.

5.- Procurar que los médicos formados en nuestra Comunidad se vayan definitivamente a otras comunidades o países donde se les ofrezca trabajo estable y digno. Hay que seguir, pues, ofrecien­do a estos médicos miserables contratos digoxina (de lunes a viernes ad nauseam), decir a la población que faltan médicos (¿qué se hizo con ellos cuando sobraban?) y contratar a profesiona­les latinoamericanos y de Europa del Este (si hay que ir a Polonia a por ellos, no se lo piense, vaya). Es esto, sin duda, lo que merecen nuestros profesionales, especialmente aquellos médicos valencia­nos que hace unos años sobraban y se encuentran ahora entre los más de 8.000 médicos españoles emigrados al extranjero.

6.- Continuar ese tipo de gestión que ha conducido a que pasar consulta a la pura demanda sea la única tarea del médico del centro de salud, pues no hay tiempo para más. Esto exige masificar aquellos pocos centros en los que, gracias a la voluntariedad de los profesionales, se desarrollan valiosas tareas de investigación, docencia, formación, prevención y trabajo comunitario. Una consulta a demanda de seis horas ininterrumpidas es el objetivo a exten­der cuanto antes a todos los centros de salud valencianos. Créame, todavía es posible empeorar.

7.- Seguir implantando el sistema Abucasis de historia clínica electrónica que no ayuda al profesional enlentece la consulta, po­ne en riesgo el secreto profesional, no mejora la historia en papel, es incompatible con los de otras autonomías, utiliza una clasificación de enfermedades inadecuada, desvía la atención médica del paciente a la máquina, etc. y que, por todo ello, aumenta el tiempo de espera en consulta, la masificación y la deshumanización de la misma. No se le ocurra, ¡por Dios!, aceptar la moratoria en su implantación que en su momento propusieron las sociedades científicas y, sobre todo, retrase al máximo la implantación de la receta electrónica.
Conseller Cervera, más de una década de asfixia presupuestaria no ha sido suficiente para que el coma de los centros de salud sea irreversible. Para ello, es imprescindible llevar pronto a ca­bo estas actuaciones que no le supondrán un coste añadido al presupuesto. Es más, puede que ahorre algún eurillo para destinar a la Copa del América o la Fórmula 1. Eso sí, si decide llevar a cabo cuanto antes exactamente todo lo contrario que se le recomienda podrá mejorar el pronóstico de los centros de salud valencianos, también sin coste. Si además incrementa el presupuesto de la atención primaria hasta situarlo, al menos, en el promedio autonómico como le corresponde a una comunidad como la nuestra, los profesionales y, sobre todo, los pacientes se lo agradecerán.

*Portavoz de la Plataforma 10 Minutos en la Comunitat Valenciana.