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viernes, 12 de diciembre de 2008

MEDICALIZACION de los SANOS


TRASTORNOS MENTALES MENORES EN ATENCIÓN PRIMARIA. LA VISION CON UN ANTROPOLOGO MARCIANO (1)

Juan Gérvas, médico general rural, Canencia de la Sierra, Garganta de los Montes y El Cuadrón (Madrid). Equipo CESCA, Madrid.

Dirección para correspondencia: Travesía de la Playa 3, 28730 Buitrago del Lozoya (Madrid). Correo-e jgervasc@meditex.es
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Introducción, con una historia escolar 

“En la escuela donde doy clase (soy de gimnasia) llegó una maestra nueva este año, una especie de señorita Rottenmeyer, y de repente parece que en vez de escuela tengamos una clínica de diagnósticos para todo niño que no se adapta a ella: hay un tartamudo que no es tal, Pedro, pues en realidad sólo tartamudea con ella, luego está Ofelia, que la han derivado a salud mental con neurosis obsesiva (9 años), porque llora y tiene pánico a venir a clase... Cuando lo comenté con el director, me dijo “ya la conoces; es un tema delicado; es una compañera, -el corporativismo-; no te metas”… “ya, pero es que yo les doy clase, y me piden que me quede más rato para no estar con ella y veo el miedo en sus ojos... y sobre todo estamos en noviembre...” Reconozco que el tema me está afectando, pero es que entre unos niños que vomitan antes de ir a la escuela, unos padres que creen que a sus hijos les pasa algo y unos compañeros que miran para otro lado o se suman a “detectar” casos clínicos... supongo que canalizo la frustración hacia escribir (como decía Gloria Fuertes, "en vez de echarme al odio o a la calle, escribo a lo que salga"...). Pero luego, a medida que continuaba escribiendo, el tema me iba pareciendo mucho más importante de lo que había previsto, y cuando lo comentaba con los compañeros les sonaba a chino. De hecho, en educación se está en la fase de prevención, del “prevencionismo”, y cuanto más precoz mejor, sin tener muy en cuenta la medicalización. La intención (de este viaje a Ítaca) es crear opinión entre el profesorado (que es mi campo) y los servicios de salud (que es el tuyo)”. 

Es el testimonio de una maestra que se conmueve con el sufrimiento de niños y padres. Una maestra espantada que pide ayuda a un profesional sanitario pues se sorprende por la transformación de la timidez infantil en “depresión”, de la inquietud del niño inteligente y despierto en “trastorno por déficit de atención con hiperactividad”, del miedo a la maestra rígida incompetente en “neurosis obsesiva”, del dolor abdominal y los vómitos ante la exigencia escolar en “intolerancia a la lactosa”, “dolor abdominal recidivante” o “síndrome de intestino irritable”, y demás. 

¿Cómo hemos llegado a esto?

¿Cómo es posible que estemos transformando cualquier problema cotidiano en un problema de salud, en un “trastorno mental”?

¿Son los trastornos mentales menores realmente un problema de salud?

Intentaré dar respuesta a estas tres cuestiones en lo que sigue. Aunque he utilizado bibliografía apropiada que se cita al final, el punto de vista será eminentemente clínico y práctico, típico del médico general que pasa consulta a diario. Para mejor interpretarlo cuento con un antropólogo marciano. Sí, un “marcianólogo”2 transmutado en antropólogo, nacido y criado en Marte, en la civilización que allí existe hace cien mil años, y que ha decidido finalmente mandar a un estudioso a tomar contacto con los humanos, y por un error menor cayó en Canencia de la Sierra (Madrid, España), en lugar de Washington (Distrito de Columbia, EEUU).

Dueños de un cerebro demasiado grande, ¿o es el cerebro el que nos posee?

La especie humana se caracteriza por ser bípeda. Ello conlleva un parto difícil en las hembras, y el típico dolor de espalda inespecífico en machos y hembras. También en ambos el andar de pie libera las extremidades superiores y permite el desarrollo de las manos con su capacidad para manipular objetos pequeños y delicados. En paralelo a las manos se desarrolla un cerebro hasta cierto punto monstruoso, pues es incapaz de entenderse a sí mismo. 

Un cerebro que se asocia a auto-conciencia, a reflexión acerca del devenir de la vida, a capacidad de echar de menos a quienes murieron y a posibilidad de desarrollo de un lenguaje y una cultura que nos “poseen”, pero que es incapaz de comprenderse y conocerse a sí mismo después de múltiples y variados estudios biológicos y psicológicos y teorías científicas y filosóficas varias. Cabe por ello preguntarse si el cerebro no será sencillamente la expresión del alienígena que nos abduce a todos.

Pero tal alienígena debe ser un magma social, como bien demuestran las historias repetidas de niños-lobo. Esos niños que han perdido su infancia en el bosque donde consiguen supervivir y que luego fracasan casi inevitablemente al incorporarse a la sociedad. Ni son felices por reencontrar a sus congéneres ni son capaces de adquirir las habilidades lingüísticas y sociales mínimas para vivir entre iguales. Sucede como si nuestro monstruoso cerebro precisara en la infancia del contacto y del roce con otros cerebros parecidos para llegar a desarrollarse plenamente. El alienígena que nos abduce precisa en la infancia de energía mental y social compartida, diría el antropólogo marciano que nos observa. Para él ésta es una cuestión clave, pues no entiende de esa necesidad de tener un marco social y cultural para que se desarrollen plenamente circuitos aparentemente tan simples como los del lenguaje (desde el punto de vista del marciano nuestras capacidades lingüísticas son primitivas), aunque puede entender que sea necesario el contacto con humanos para desarrollar sentimientos complejos tipo la sensación de felicidad y de salud. Uno siempre es feliz o está sano en un contexto cultural y social determinado que marca las formas y expresiones de la felicidad y de la salud. En ese sentido, le digo yo al antropólogo marciano, uno siempre habla con otro (aunque el poeta dijo que “quien habla solo piensa un día con Dios hablar”) lo que quizá explica la necesaria interacción social para el desarrollo normal de las capacidades lingüísticas. 

Pero es cierta la necesidad del contexto social en el enfermar, la conceptualización social de la salud y de la normalidad. Así, por ejemplo, la homosexualidad fue una enfermedad que exigía tratamiento (con apomorfina, principalmente, que a veces se complicaba y llegaba a matar) hasta bien avanzado el siglo XX en muchos países desarrollados, como el Reino Unido; en la actualidad sigue siendo pecado para muchas religiones, es enfermedad en multitud de naciones, y delito en otras tantas. Resulta difícil explicarle al antropólogo marciano el porqué de estas diferencias, que tal vez se funden en algunos componentes atávicos de nuestro cerebro.

Sostengo con el antropólogo marciano que nuestro cerebro es todavía un órgano inmaduro, que en el curso de la evolución irá adquiriendo independencia y necesitando menos y menos el contacto social y cultural para lograr su desarrollo pleno. 

Quizá esa maduración también nos libere de la necesidad de drogarnos para soportarnos a nosotros mismos y a la sociedad en que nos desarrollamos y vivimos. Drogarnos con drogas de todo tipo o con otras formas más elaboradas de conseguirlo, como el trabajo sin límites, el deporte excesivo, el sexo compulsivo, la fe en algo absurdo, y demás. En cualquier caso hoy por hoy nuestro cerebro en cierta forma nos posee, quiere contacto con los iguales y necesita alguna droga para no desatarse. Hasta cierto punto los médicos están dispuestos a dar respuesta a ese “ansia de drogas” en forma de psicofármacos, justificados con diagnósticos más o menos esotéricos, del tipo de “trastorno por déficit de atención con hiperactividad”.

De brujos a (aparentes) médicos científicos

Sostiene Andreu Segura, salubrista catalán de pro, que el primer médico fue mujer prehistórica capaz de atender a otras mujeres en el parto. Después de discutir esta cuestión con el antropólogo marciano, que conoce a fondo la evolución humana, hemos llegado a la conclusión de que el primer médico fue miembro destacado de la tribu que consiguió convencer a lo suyos de que tenía un poder más o menos real de “sanación”, de forma que dejó el “trabajo” de búsqueda incesante del sustento. Es decir, el primer médico fue brujo o chamán con poderes sobre la conducta de sus iguales, tanto psicológicos como farmacológicos (plantas varias). Con estos poderes pudo especializarse en la ayuda a los que sufrían, y a cambio independizarse del agobio de encontrar comida para supervivir: lo hacían otros por él, para conseguir sus favores. Tiene algo de cruel esta sugerencia, pues transforma al médico primigenio en un ser humano dotado al tiempo de poderes de sanador y de manipulador; es decir, al tiempo sabía consolar y ayudar en la aflicción, en la enfermedad y en el morir (también en el nacer, obviamente), y sabía atemorizar para asegurarse su posición de miembro especializado, no activo en la caza ni en la recolección. Con el tiempo, tras miles de años de evolución, del sanador va quedando poco y del manipulador va aumentado su capacidad.

En todo caso, de lo que no cabe duda es que la evolución desde el brujo al médico actual sólo tiene una inflexión intensa cuando 1/ se intenta clasificar el sufrimiento a imitación de la clasificación de los seres vivos de Linneo, 2/ se introducen las ciencias biológicas, físicas y químicas en el diagnóstico y en el tratamiento de los pacientes (análisis de orina y sangre, síntesis de medicamentos, uso del termómetro, comprensión de la oxidación biológica, rayos X, etc.) con el consiguiente prestigio de los hospitales como lugar físico de esa “medicina científica”, y 3/ se logra que el individuo y la sociedad pierdan su capacidad de definir salud, enfermedad y factor de riesgo. 

Esta tercera característica es la clave a finales del siglo XX y comienzos del XXI. La pérdida de la capacidad de definir salud amplia hasta al infinito el poder de los médicos, al tiempo que deja inerme a las poblaciones e individuos ante la enfermedad. 

Por ejemplo, la salud del recién nacido y del bebé, y en general del niño, ya no depende de la opinión y experiencia ni de la madre ni de la abuela, ni de otras mujeres de la tribu o grupo social. Ahora el niño está sano sólo si lo determina el médico (o la enfermera como su delegada) una vez superado la “revisión del niño sano”. 

Con esta “expropiación de la salud” todo el poder se da a los médicos que ya no sólo definen la enfermedad sino la salud, gran atrevimiento que no se ve como tal. De ahí su intromisión en los problemas de la vida diaria, de ahí su poder de definir como enfermedad (falta de salud) los casos comentados al comienzo de este texto, en la escuela. ¿Son los niños enfermos, o los enfermos somos los maestros y médicos audaces e imprudentes? Según el antropólogo marciano, los segundos ya que los primeros son simples víctimas. 

En cualquier caso, lo clave es que la salud ya no se define por una experiencia personal sino por parámetros biológicos, o por escalas psicométricas que utilizan los médicos. La salud se convierte en medida y en norma. Estar sano es pertenecer a una media, a unos valores en un cierto intervalo que definen los médicos. Así, los niños que se salen de la norma, de los parámetros que un maestro puede valorar, caen pronto en manos de médicos y psicólogos que con medidas “científicas” determinan la anormalidad del niño, casi siempre seguida de la necesidad de tratamiento medicamentoso y/o psicológico. 

La transformación de la salud en bio y psicometría deja inerme y sin valor al humano en los extremos, o fuera de ellos, al que entra y sale de una depresión sin pedir permiso a nadie, al que tiene una variación de la normalidad, al que no se adapta a un contexto, al que al tiempo quiere vivir y morir, al que simultáneamente siente amor y odio, al que tiene baches de ánimo y conducta y al que rechaza la estructura violenta de nuestra sociedad, entre otros (al que escribe esto, añade por lo bajinis el antropólogo marciano).

Estar sano ya no es sentirse sano, ya no es disfrutar de la vida y de sus inconvenientes. La salud ya no es capacidad para superar los inconvenientes de la vida y disfrutar de la misma (de hecho, en latín, dice el antropólogo marciano, salus alude a “estar en condiciones de superar un obstáculo”). Ahora la salud la definen los médicos con normas y medidas, y si el humano no cae dentro de las mismas es un enfermo, aunque no lo sepa y aunque pueda superar los obstáculos de la vida diaria. “¡Gran sorpresa!”, dice el antropólogo marciano al reflexionar sobre la ignorancia de los médicos que transforman a sanos ignorantes de sus males en enfermos dependientes de sus artes. Artes peligrosas, pues son cascadas diagnósticas y terapéuticas de incierto final, de forma que en muchos casos es peor el remedio que la enfermedad.

En mi opinión, lo que está enfermo es un entramado cultural que busca la salud como ausencia de todo mal/daño (físico, psíquico y social) y que aspira a la juventud eterna y a la ausencia de sufrimiento. Por supuesto, en ese entramado hay piezas clave, como la esotérica definición de salud de la Organización Mundial de la Salud, de 1946, tan perjudicial como errónea (“estado de perfecto bienestar físico, psíquico y social, y no sólo la ausencia de lesión o enfermedad”). Con la riqueza de las naciones y con la educación de las poblaciones mejora la salud a niveles desconocidos previamente, pero la vivencia personal es de amenaza continua de enfermar y de morir con la consiguiente aceptación de las reglas, normas y definiciones de los médicos que poseen un poder arrollador y manipulador, pues parecen dotados de capacidades cuasi-milagrosas, adornados con el éxito en casi cualquier cosa, con sus máquinas y métodos deslumbrantes, desde vacunar a operar sin dolor, desde curar neumonías a reparar fracturas, desde definir enfermedad a pre-enfermedad.

La cuestión de fondo es si el médico está renunciando a su papel de sanador para pasar a ser simple manipulador disfrazado de científico. Es decir, el problema es si el poder casi omnímodo con máquinas y utensilios lleva al abandono de la palabra, a la renuncia a la comprensión del sufrimiento, a no “tocar” al paciente (ni para la cortesía del saludo ni para la exploración física), a negar el efecto placebo de la empatía y a obviar el compromiso del médico en el seguimiento de la enfermedad y ante la muerte.

La Medicina Basada en Pruebas (mal traducido del inglés como “Medicina Basada en la Evidencia”, apunta el antropólogo impertinente) ha dado nueva fe en la ciencia al médico, que cree devenir científico, que renuncia a sus poderes sanadores, que se “independiza” del sufrir y de la experiencia del enfermar y del morir, y que traslada conocimientos obtenidos de la población a los pacientes individuales en la consulta con una inocencia imprudente y a veces mortal (sirva de ejemplo el deletéreo efecto de los “parches en la menopausia”). Ser científico es ser neutral y frío, es no implicarse ni conmoverse, en dicha interpretación de la ciencia. Dice el antropólogo marciano que es incomprensible esa conversión a la ciencia del médico del siglo XXI, que es inadmisible esa fe de converso que arrasa la práctica clínica pues todo se funda en una ciencia poco fundamentada, “cogida con alfileres”, ciencia primitiva y pobre que no es ciencia ni es “ná” (el antropólogo marciano goza con las expresiones chelis). 

Digo yo que mis compañeros no sólo no aguantan su cerebro de médicos (utilizan más drogas y se suicidan más que la población de su misma edad, sexo y situación socioeconómica) sino que evitan enfrentarse con lo que les es propio, con el sufrimiento y la muerte, porque ellos también aspiran a la juventud eterna, a la vida sin riesgo ni de enfermar ni de sufrir, al vivir sin inconvenientes y sin problemas. Se está así a un paso de transformar toda reacción ante los problemas diarios en enfermedad, en trastorno mental que requiere diagnóstico y tratamiento, que abarcaría desde el desagrado que nos crea la visión de un determinado vecino a la angustia vital, pasando por el agobio por no llegar en lo económico a final de mes. La salud ya no es capacidad de superar los inconvenientes y adversidades de la vida diaria sino la ausencia de todo inconveniente y adversidad; es decir, la salud es un imposible, y lo “normal” es estar enfermo, tener trastornos mentales y problemas sanitarios.

Todo se pone en contra del papel de sanador y a favor del manipulador. Este último se ve potenciado, además, por un mercado que incita al consumo sin satisfacción posible. Un mercado que va de la prevención al tratamiento. Prevención a veces agresiva, tratamientos a veces excesivos.

Precaución con la prevención (o la necesidad de poner coto a la prevención sin límites)

Lamentablemente, coincidiendo con la expropiación de la salud los médicos se han ido llenando de orgullo, como bien demuestra el atrevimiento preventivo. Por ejemplo, con las mujeres a las que someten a un verdadero encarnizamiento diagnóstico y terapéutico, con citologías de más (inútiles y peligrosas) y mamografías de cribaje de difícil justificación científica, y demás. El antropólogo marciano mantiene un obsesivo interés por la anatomía femenina que ve mucho más interesante que la masculina, y quizá por ello sea tan crítico con la prevención sin límites que se les ofrece a las mujeres, con graves consecuencias. Por ejemplo, muchos cánceres diagnosticados con la mamografía de cribaje nunca hubieran evolucionado, y muchos habrían desaparecido solos. Pero en su tratamiento se agobia y mutila a las mujeres, que además terminan agradecidas pues “me han salvado de morir por cáncer”. Pasa lo mismo con los varones y el cribaje con la determinación del PSA, que lleva a muchas septicemias, impotencias e incontinencias, pero todo vale con tal de “erradicar cánceres de próstata”, por más que muchos de ellos sean silentes acompañantes del vivir hasta morir de otra causa. No sé porqué esta cuestión interesa menos al antropólogo marciano, que ve a los varones como más torpes y tontos, lo que en su opinión justifica que mueran antes que las mujeres.

En todo caso, sería importante que el médico tuviera claro que no siempre es mejor prevenir que curar. Prevenir es actividad que se suele ejercer sobre sanos (o aparentemente sanos) y eso cambia completamente el contrato implícito entre el médico y el paciente, entre los profesionales sanitarios y la sociedad. Hasta la aparición de los factores de riesgo (y de las pre-enfermedades) existía un contrato de tolerancia a la actividad médica, pues se dirigía al consuelo del sufrimiento, al alivio del dolor, a la curación del enfermar, a ayudar a morir con dignidad. Así, por ejemplo, ante la sospecha de apendicitis la sociedad ha tolerado tasas de error hasta del 50%, en el supuesto de que el daño hecho es mucho menor que el beneficio obtenido. 

Cuando se ofrece prevención la cuestión es muy distinta, pues de lo que no cabe duda es del daño hecho al sano (o aparentemente sano). Así, por ejemplo, al tratar de diagnosticar precozmente la depresión (actividad de prevención secundaria) podemos hacer daño a todos los que se someten a las pruebas, de forma a veces inesperada, y en todo caso hay una tasa inevitable de falsos positivos y falsos negativos en los que el daño es indudable y esperable. Conviene mantener la máxima de “todo cribaje conlleva daños; algunos se ven superados por los beneficios”.

Sin embargo, la prevención tiene una aureola positiva que le exime incluso de la necesaria precaución en su actividad. Por pura lógica, sostiene el antropólogo marciano, la prevención tienen efectos adversos, pues no hay actividad médica que carezca de ellos. Con el grave inconveniente, remacho yo, de que la prevención se hace sobre sanos (o aparentemente sanos). Me contesta el antropólogo marciano que eso se está solucionando, al transformar en enfermedad lo que son factores de riesgo o pre-enfermedades. Por ejemplo, dice, la hipertensión. La hipertensión no es una enfermedad sino un factor de riesgo para la insuficiencia cardiaca y el accidente cerebrovascular, pero se ha convertido ya en enfermedad de facto, y los pacientes y la sociedad toleran los graves inconvenientes y efectos adversos de su tratamiento y de su seguimiento. Los médicos y pacientes ignoran que los factores de riesgo no son causa de enfermedad, ni son suficientes ni necesarios para que se presente la enfermedad. Los factores de riesgo son simples asociaciones estadísticas. Pero en su nombre se inician millones de cascadas diagnósticas y terapéuticas, de enorme coste personal, social y económico. Por ejemplo, en la prevención del suicidio se transforman trastornos mentales menores, reacciones a inconveniencias y dificultades de la vida, en “depresión”, se cronifican cambios circunstanciales, se deriva al paciente a los servicios de salud mental, se da la baja laboral y se trata con antidepresivos y apoyo psicológico. Todo inútil y peligroso, con efectos adversos a veces no considerados. Así, por ejemplo, el estar de baja se asocia per se a mayor probabilidad de suicidio, más separaciones matrimoniales, peor expectativa laboral y más probabilidad de ludopatía y alcoholismo. ¡Flaco favor al “deprimido”, al que parten “pormedio”! dice el incontinente antropólogo marciano. Ignorancia científica, añado yo, de médicos que se consuelan ante su renuncia a ser sanadores con aquello de “… pero la calidad científica y técnica que ofrecemos es excelente”. “¡Vamos ya!” remata el dichoso antropólogo.

Conclusión

Los trastornos mentales mayores agobian al paciente, a sus familiares y a los profesionales con sus síntomas y consecuencias. Así, por ejemplo, nos sobrecoge la visión de un esquizofrénico vagabundo durmiendo en un banco en el parque en una noche de invierno.

También debería sobrecogernos y conmovernos la imagen opuesta, la de esos niños transformados en enfermos crónicos por maestros desconcertados y por médicos generales inseguros, sometidos todos ellos a la tiranía de expertos e industria que actúan con verdadera malicia con tal de incrementar su poder y sus ventas. 

Los trastornos mentales menores merecen la misma respuesta que los trastornos físicos menores. Es decir, la “espera expectante”, el simple “esperar y ver”, el “dar seguridad”, la escucha terapéutica y el puntual alivio sintomático.

Dice el antropólogo marciano que los médicos deberíamos pensar en prestar atención simultáneamente como sanadores y científicos, con una mezcla adecuada y en partes proporcionales según los casos y situaciones. Dice también que tendríamos que disminuir el poder de manipulación, poner límites a la prevención, ser prudentes en la definición de salud, fomentar la vivencia de la felicidad en nuestros pacientes (¡se puede incluso morir “sano” y feliz, sintiendo que el tiempo se cumple y es la hora!) y evitar el fácil recurso a los psicofármacos. Dice que está bien drogarse, pero sin pasarse. Dice que entre la Tierra y el Cielo no conviene el Érebo, que entre la luz cegadora y las tinieblas infernales caben las vidas terrenales, sencillas y complejas, alegres y confiadas. Dice que la vida vale la pena vivirla con y sin salud y que ésta no se puede reducir a normas y medidas. Dice que la felicidad y la salud están en nuestro interior, con cierto grado de ayuda exterior, aquí y en Marte. Dice que en Bután han contrapropuesto al “Producto Interior Bruto” la “Felicidad Interior Bruta”3, y que no están tan locos ni son tan anormales al pensar en el desarrollo holístico de la sociedad y de los individuos.Digo yo que lo que dice el antropólogo marciano está bien dicho.

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Bibliografía (por orden alfabético) (con exceso de referencias de las del autor, dice el antropólogo marciano)
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martes, 2 de septiembre de 2008

rectificacion de " el medico interactivo"


El Medico Interactivo 2-Sep-2008
Rectificacion a la informacion previa de "desunion de los colectivos de AP"
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Médicos madrileños están aplicando la medida de no prescribir recetas de otros niveles asistenciales A. Villajos La única excepción están siendo los tratamientos de Urgencias, frente a los que los facultativos han adoptado una actitud expectante durante los próximos 30 días para ver si se cumplen los compromisos de la Consejería de proporcionar medicación suficiente a los pacientes hasta que puedan ser valorados por su médico de cabecera Madrid (3-9-08).- Los médicos de Primaria madrileños están aplicando la medida de no prescribir recetas de otros niveles asistenciales. Así lo ha puesto de manifiesto la doctora Asunción Rosado, miembro del Grupo Antiburocracia de la Comunidad de Madrid, que ha matizado la información publicada sobre este tema en la edición de ayer. La doctora ha explicado que la única excepción están siendo los tratamientos de Urgencias, frente a los que los facultativos han adoptado una actitud expectante durante los próximos 30 días para ver si se cumplen los compromisos de la Consejería de proporcionar medicación suficiente a los pacientes hasta que puedan ser valorados por su médico de cabecera. En el tema de las Urgencias, Rosado ha comentado, "que nosotros exigíamos receta, pero la Consejería, por ahora, ha propuesto dar medicación hasta que el paciente pueda acudir al médico de cabecera y que éste valore si debe seguir con el tratamiento o sustituirlo por otro, y vamos a ver si funciona durante un mes. Si no funciona, tendremos que volver a las medidas iniciales. Es un parche y el paciente va a querer que se le recete en Urgencias y a principios de octubre decidiremos si volvemos a las medidas anteriores".La doctora Rosado ha asegurado que "no vamos a hacer recetas de Urgencias, el paciente que quiera el medicamento que le ha mandado el médico de Urgencias tendrá que comprarlo en la farmacia y luego solicitar el reintegro de gastos, que es lo que dice la normativa". Las instrucciones de la Consejería entraron en vigor el pasado 29 de agosto y en teoría, "todos los especialitas deberían estar informados ya".La doctora ha asegurado que va a haber una posterior reunión para ver qué pasa con el caso de las Urgencias extrahospitaalarias, como el SUMMA y las Urgencias de Atención Rural.El Grupo Antiburocracia de la Comunidad de Madrid emitió a principios de julio un comunicado en el que se anunciaba que a partir del 1 de septiembre los médicos de cabecera iban a dejar de emitir las recetas de otros niveles asistenciales. Con esta medida, el objetivo era erradicar la burocracia de las consultas para la mejorar la Sanidad pública y dignificar la labor de los médicos de Primaria, ya que, tal y como asegurabann los facultativos, el 50 por ciento del tiempo de consulta lo empleaban en tareas burocráticas.

El Colegio de Médicos madrileño así como las cuatro sociedades de Atención Primaria de Madrid, la de Medicina Familiar y Comunitaria (SoMaMFYC), SEMERGEN-Madrid, SEMG-Madrid y la Asociación Madrielaña de Pediatría (AMPAP) han apoyado a este grupo desde el principio

el pais 2 de septiembre 2008


Los médicos de familia dejan de prescribir recetas de especialistas
La Comunidad dicta una resolución que impedirá que los facultativos de atención primaria tengan que extender tratamientos no ordenados por ellos
REBECA CARRANCO - Madrid - 02/09/2008

Se acabó. Los 4.000 médicos de atención primaria de la Comunidad ya no tienen que extender las recetas de otros facultativos. Un acuerdo entre los sanitarios y la Consejería de Sanidad obliga a los especialistas y a los médicos hospitalarios a que faciliten la receta a sus pacientes ellos mismos, en lugar de obligar a los de primaria a hacerlo. La instrucción entró en vigor el sábado; 2.200 médicos de familia habían anunciado en julio que no prescribirían recetas que no fueran suyas a partir del 1 de septiembre. Sin embargo, fuentes del Colegio de Médicos aseguraron ayer que serán flexibles el primer mes: "Ningún paciente se quedará sin su receta", dicen.

La norma beneficia al paciente, que se ahorra una visita al centro de salud
Esta situación de delegar las recetas a los médicos de primaria es una cuestión de "costumbre", según Luis Aguilera, presidente de la Sociedad Española de Familia y Medicina Comunitaria, puesto que cada médico, incluidos los especialistas, tiene su talonario de recetas. Pero hasta la resolución que ha dictado el Gobierno regional, el paciente tenía que ir dos veces al médico: una al especialista para recibir el tratamiento y otra al de familia para que le dieran la receta.
De este modo, los médicos de primaria perdían la mitad de su tiempo en papeleo. Este problema llevó a unos 200 sanitarios a crear el Grupo Antiburocracia, una asociación de médicos que, a título personal y organizada a través de Internet, ha conseguido el respaldo de 2.200 facultativos, cuatro sociedades médicas y el aval de un informe jurídico del Colegio de Médicos, que habla de "saturación" y de "perjuicio para los pacientes".
Llegara o no el acuerdo, el Grupo Antiburocracia dijo que el 1 de septiembre dejaba de recetar. Pero el acuerdo ha llegado. "El médico de atención primaria no realizará ninguna prescripción a pacientes atendidos en consultas externas", dice la resolución de la consejería, con fecha del 28 de agosto.

"Es difícil que desde el sábado haya dado tiempo de comunicarlo a todos los hospitales. Esperamos que en 15 días se aplicará plenamente. Mientras, intensificaremos la campaña de información ciudadana", aseguró ayer Pablo Cubero, presidente de la Sociedad Madrileña de Familia y Medicina Comunitaria, una de las que apoya al Grupo Antiburocracia.
El acuerdo recoge una segunda medida que los médicos han puesto en cuarentena. Está referida a la prescripción en urgencias. La consejería, según los sanitarios, se niega a que se extiendan recetas en esta área. Pero sí acepta que en este tipo de atención "se entregue la medicación suficiente para que el paciente mantenga su tratamiento hasta que pueda contactar con su médico de familia". "De esta forma, los médicos de primaria valoramos y decidimos, en lugar de hacer una función puramente de secretariado, como pasaba hasta ahora", explicó Asunción Rosado, portavoz del Grupo Antiburocracia.

Los médicos se han dado de plazo hasta octubre para ver cómo funciona este sistema. Es lo que Francisco José Sáez Martínez, presidente en Madrid de la Sociedad General de Medicina, ha definido como "una tregua". Si no marcha bien, amenazan con dejar de recetar para urgencias y presionarán para que los facultativos asuman esta tarea.

Las urgencias extrahospitalarias (atendidas por los servicios de emergencia de la región) son el único punto donde no se ha alcanzado un acuerdo. La consejería se niega a que los sanitarios móviles prescriban, y los médicos de atención primaria no ven el motivo. El tema se tratará en una segunda reunión entre la consejería y los facultativos prevista para este mes.

miércoles, 27 de agosto de 2008

historia electronica, del paciente, en internet


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-Help family members manage their health care
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vacuna papiloma virus (VPH) agost0 2008-El mundo.es


una vacuna políticamente correcta
21 de agosto de 2008.-

Lideraba el Ministerio de Sanidad Elena Salgado cuando altos cargos de su departamento –que además continúan en ellos en la actual legislatura- pidieron una reunión con EL MUNDO para debatir sobre la verdadera necesidad de universalizar en España la
Una vacuna políticamente correcta

21 de agosto de 2008.- Lideraba el Ministerio de Sanidad Elena Salgado cuando altos cargos de su departamento –que además continúan en ellos en la actual legislatura- pidieron una reunión con EL MUNDO para debatir sobre la verdadera necesidad de universalizar en España la vacuna del virus del papiloma humano (VPH). Esta inmunización, que en los ensayos clínicos había obtenido muy buenos resultados, estaba ya presente en los medios de comunicación al ser la primera vacuna capaz de prevenir un cáncer: concretamente el de cuello de útero –en adelante 'cérvix'-.
La lógica aplastante -en un principio- de que esa patología es, en su origen, una enfermedad de transmisión sexual provocada por la eventual potencialidad del VPH de malignizar las células de esa parte de la anatomía femenina, y que sin el virus esos tumores dejarían de existir, era un mensaje claro que entendió la mayoría de la sociedad, maravillada por los continuos avances de la biomedicina. Unos cuantos titulares en la prensa bastaron para que en nuestro país en buena parte de las familias se hablara de la importancia de vacunar a las mujeres entre 12 y 14 años, antes incluso de que comenzaran a tener relaciones sexuales.
Las razones que daba Sanidad para desapuntarse entonces del carro de la vacunación masiva contra el VPH tenían su sentido. La de más peso era que no había evidencia científica con la que se pudiera afirmar –como aseguraban los más entusiastas de la medida- que dentro de 30 años la mortalidad por cáncer de cérvix ya no sería problema debido precisamente a la vacuna. Además, nuestras autoridades, también con razón, mantenían que el vacunar no descartaría las visitas rutinarias al ginecólogo (que es lo que se ha probado que controla de verdad la enfermedad) y que la incidencia de la patología en España era de las más bajas del mundo y, por tanto, no constituía una preocupación para la Salud Pública. El problema del cáncer de cérvix en el mundo lo tienen sobre todo en África y en el Sudeste asiático.
De lo que no se habló, pero estaba latente, fue del costo de la financiación por parte del Estado, puesto que la medida es una de las más caras que hay en el mercado de la vacunación. Soportada por el erario público, lastrará en muchos millones de euros cada año las cuentas de las Conserjerías Sanitarias de cada Autonomía.
Lo que ahora sorprende es que el Ministerio haya cambiado el paso y apoye con entusiasmo vacunas contra el VPH para todas las adolescentes españolas sin que existan nuevos datos que justifiquen científicamente un cambio de rumbo tan marcado.
Quizá se comprenda la postura por el ruido excesivo que en su día se transmitió a nuestra sociedad sobre el asunto –los medios de comunicación hemos contribuido significativa pero precipitadamente a tanto decibelio- y la sensación que tienen las administraciones –movidas a menudo a golpe de titulares- de que lo mismo si se pagan terapias preventivas se pueden lograr votos.
Sin embargo, si se lee con detenimiento el trabajo que se publica hoy en el 'New England Journal of Medicine' sobre el coste-eficacia en EEUU (con mucha mayor incidencia de cáncer de cérvix que en España) habrá que concluir que –salvo casos ideales que se cumplirán muy pocas veces- el precio de vacunar a todas, comparado con el beneficio que se puede obtener, quizá sea disparatado.
El editorial que acompaña al trabajo es aún más crítico. Concluye que ninguna medida como ésa se debería tomar sin contar con datos mucho más sólidos de los que hoy se tienen.
Este blog se extendería demasiado si, además, se comentará con algo de extensión el demoledor artículo que sobre el marketing que se ha hecho del VPH se publicó ayer en la portada del 'The New York Times'. Estar en la primera página, en esas condiciones, del mejor y más influyente periódico del mundo no favorece en nada a una industria que necesita desesperadamente abandonar sus malas posiciones en la lista de empresas que cuentan con la confianza de nuestra sociedad. Como no suban puestos arriesgan realmente su futuro a medio y largo plazo.
Por otra parte, nuestras autoridades tendrían que consensuar (con ciencia y sentido común) las medidas sanitarias que generalizadas pueden ser enormemente caras teniendo más en cuenta (nos guste o no a los ciudadanos) el coste-beneficio de la acción.
En España, hay cosas que en salud pública, sobre todo en época de crisis como la que ahora tenemos, son mucho más importantes –y sí menos mediáticas y onerosas- que evitar el contagio del VPH en nuestras féminas a cargo del Estado.
José Luis de la Serna es responsable del Área de Salud y subdirector de El Mundo.. Esta inmunización, que en los ensayos clínicos había obtenido muy buenos resultados, estaba ya presente en los medios de comunicación al ser la primera vacuna capaz de prevenir un cáncer: concretamente el de cuello de útero –en adelante 'cérvix'-.
La lógica aplastante -en un principio- de que esa patología es, en su origen, una enfermedad de transmisión sexual provocada por la eventual potencialidad del VPH de malignizar las células de esa parte de la anatomía femenina, y que sin el virus esos tumores dejarían de existir, era un mensaje claro que entendió la mayoría de la sociedad, maravillada por los continuos avances de la biomedicina. Unos cuantos titulares en la prensa bastaron para que en nuestro país en buena parte de las familias se hablara de la importancia de vacunar a las mujeres entre 12 y 14 años, antes incluso de que comenzaran a tener relaciones sexuales.
Las razones que daba Sanidad para desapuntarse entonces del carro de la vacunación masiva contra el VPH tenían su sentido. La de más peso era que no había evidencia científica con la que se pudiera afirmar –como aseguraban los más entusiastas de la medida- que dentro de 30 años la mortalidad por cáncer de cérvix ya no sería problema debido precisamente a la vacuna. Además, nuestras autoridades, también con razón, mantenían que el vacunar no descartaría las visitas rutinarias al ginecólogo (que es lo que se ha probado que controla de verdad la enfermedad) y que la incidencia de la patología en España era de las más bajas del mundo y, por tanto, no constituía una preocupación para la Salud Pública. El problema del cáncer de cérvix en el mundo lo tienen sobre todo en África y en el Sudeste asiático.
De lo que no se habló, pero estaba latente, fue del costo de la financiación por parte del Estado, puesto que la medida es una de las más caras que hay en el mercado de la vacunación. Soportada por el erario público, lastrará en muchos millones de euros cada año las cuentas de las Conserjerías Sanitarias de cada Autonomía.
Lo que ahora sorprende es que el Ministerio haya cambiado el paso y apoye con entusiasmo vacunas contra el VPH para todas las adolescentes españolas sin que existan nuevos datos que justifiquen científicamente un cambio de rumbo tan marcado.
Quizá se comprenda la postura por el ruido excesivo que en su día se transmitió a nuestra sociedad sobre el asunto –los medios de comunicación hemos contribuido significativa pero precipitadamente a tanto decibelio- y la sensación que tienen las administraciones –movidas a menudo a golpe de titulares- de que lo mismo si se pagan terapias preventivas se pueden lograr votos.
Sin embargo, si se lee con detenimiento el trabajo que se publica hoy en el 'New England Journal of Medicine' sobre el coste-eficacia en EEUU (con mucha mayor incidencia de cáncer de cérvix que en España) habrá que concluir que –salvo casos ideales que se cumplirán muy pocas veces- el precio de vacunar a todas, comparado con el beneficio que se puede obtener, quizá sea disparatado.
El editorial que acompaña al trabajo es aún más crítico. Concluye que ninguna medida como ésa se debería tomar sin contar con datos mucho más sólidos de los que hoy se tienen.
Este blog se extendería demasiado si, además, se comentará con algo de extensión el demoledor artículo que sobre el marketing que se ha hecho del VPH se publicó ayer en la portada del 'The New York Times'. Estar en la primera página, en esas condiciones, del mejor y más influyente periódico del mundo no favorece en nada a una industria que necesita desesperadamente abandonar sus malas posiciones en la lista de empresas que cuentan con la confianza de nuestra sociedad. Como no suban puestos arriesgan realmente su futuro a medio y largo plazo.
Por otra parte, nuestras autoridades tendrían que consensuar (con ciencia y sentido común) las medidas sanitarias que generalizadas pueden ser enormemente caras teniendo más en cuenta (nos guste o no a los ciudadanos) el coste-beneficio de la acción.
En España, hay cosas que en salud pública, sobre todo en época de crisis como la que ahora tenemos, son mucho más importantes –y sí menos mediáticas y onerosas- que evitar el contagio del VPH en nuestras féminas a cargo del Estado.

José Luis de la Serna es responsable del Área de Salud y subdirector de El Mundo.

martes, 19 de agosto de 2008

burocracia en AP ,diario El Pais


PAULINO CUBERO 19/08/2008 (el Pais)

Se entiende por burocracia la realización de actos repetitivos en la actividad laboral y se asocia generalmente el concepto al trabajo funcionarial con todo su contenido peyorativo. Los médicos de familia en España hemos asumido durante años la realización de estas tareas impropias ante la dejadez de las administraciones en la gestión de sus recursos humanos. Las bajas retribuciones y la abundancia de mano de obra médica hacían rentable esta situación y todavía hoy cada médico dedica más de la tercera parte de su jornada a la realización de recetas, partes de baja o informes.

La crisis es un buen aliciente para diseñar una sanidad sostenible
La creación de la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria hace 30 años y la reforma de Atención Primaria hace 25 años fueron el inicio de la dignificación en este nivel que había alcanzado su mínimo con la masificación de los consultorios tradicionales hasta sobrepasar a menudo el centenar de pacientes citados en dos horas. Que nadie piense que exagero pues la irracionalidad nunca tuvo límites. Un buen ejemplo de ésta son los últimos 10 años de gestión sanitaria, desde el momento en que se decidió transferir las competencias sanitarias a todas las autonomías los médicos de Madrid (otras comunidades andan a la par), existe una falta absoluta de planificación sanitaria a gran escala, ligada sólo a las promesas electorales y el arbitrio de los ganadores o del consejero que eventualmente transita por el terreno sanitario.

Las movilizaciones de los últimos años, a propuesta de sindicatos o movimientos como la Plataforma 10 Minutos pero con el común denominador de la dignidad profesional, han puesto de manifiesto el compromiso de los médicos con su actividad asistencial y con la organización. El último acto es el anuncio del Grupo Antiburocracia, con el apoyo del Colegio de Médicos y las sociedades científicas, de la fecha del 1 de septiembre de 2008 como tope para seguir asumiendo las recetas generadas en otros niveles asistenciales. Es muy significativo que sea necesario llegar a este extremo para resolver un conflicto de años donde la pasividad de los gestores ha propiciado un mal servicio a los ciudadanos, obligados a peregrinar por el sistema en busca de una receta que la ley deja muy claro que tiene que realizar el médico que prescribe.
Del mismo modo, se ha exigido y parece que concedido la creación de un "informe único de salud" informatizado y regulado que evite las múltiples peticiones que organismos públicos y privados exigen del médico de familia sin que nadie se haya planteado su necesidad o utilidad. Así tenemos justificantes de inasistencia al trabajo, a los centros de estudios, incluidas guarderías, a actos culturales o sociales, justificantes para poder asistir a estos mismos sitios, para los viajes del Inserso, para balnearios o para ir a bailes de salón, entre muchos ejemplos. Claro que da la impresión de que no es la presión de los médicos si no la falta de ellos lo que ha encendido las alarmas y obligará a un mejor uso de los servicios.

En los últimos meses, el consejero Güemes ha hablado de la "autogestión" como la fórmula para resolver los problemas en Atención Primaria. La primera propuesta será la creación de sociedades limitadas de profesionales que podrán optar a la gestión de un Centro de Salud y la población adscrita al mismo. Este modelo, ensayado en Cataluña desde hace más de una década, parece una pobre solución pues la puesta en marcha de una docena de estos centros constituidos por personal voluntario no sólo no mejorará el funcionamiento de los otros 400 existentes, sino que les deja sumidos en la misma deriva de gestión actual y además les quitará algunos de los profesionales más voluntariosos. Además, existe el convencimiento generalizado de que este paso es sólo una excusa para emprender la adjudicación conjunta de algunos hospitales y sus centros de salud a empresas privadas para su gestión según el llamado "modelo Alzira".
Sea cual sea el resultado final, estamos de nuevo ante el tradicional nepotismo de los políticos, sordos a las propuestas de los profesionales y ciegos a la responsabilidad de sus acciones por el rápido tránsito en los cargos. Atención Primaria ha sido en las dos últimas décadas la garantía para la equidad en el acceso al sistema sanitario público. Es, además, el servicio sanitario mejor valorado, incluida la última encuesta de satisfacción del usuario del Ministerio de Sanidad presentada hace unas semanas, pese a la notable merma de recursos de los últimos años. En resumen, un modelo sólido y eficiente en el coste-resultado, que ahora el Gobierno regional propone desmantelar sin que exista un modelo alternativo conocido. Quizás la crisis sea un buen aliciente para diseñar una sanidad sostenible durante las próximas dos décadas pero nunca se hará sin un acuerdo entre partidos de gobierno y oposición, sindicatos, sociedades científicas y los usuarios. La sanidad como bien común exige que cada uno miremos hacia fuera pues mirarse el ombligo no es alternativa.

Paulino Cubero González es presidente de la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria (SoMaMFyC).

domingo, 17 de agosto de 2008

historia clinica europea

El pais
España y 11 países de la UE pondrán en común sus historias clínicas

La tarjeta digital mejorará la seguridad e información sanitaria de los cuidadanos

MARÍA R. SAHUQUILLO - Madrid - 17/08/2008

Pedro M. G. viaja mucho. Trabaja de comercial en una compañía. Su salud es buena, pero más de una vez ha tenido que ir al médico fuera de su comunidad autónoma. También fuera de España. Cada vez que esto ocurre, se enfrenta a las mismas preguntas: ¿qué alergias tiene? ¿qué medicamentos toma? ¿padece alguna enfermedad? El médico le abre un nuevo historial médico y sanseacabó. Así, tiene esparcidos varios expedientes clínicos dispersos por toda la geografía española y algún que otro país de Europa. España ha firmado con 11 Estados miembros un proyecto para que esa dispersión termine. Un protocolo que permitirá que el médico que atienda a este comercial -en España o en uno de esos países- pueda acceder a una base de datos y consultar y completar su historia clínica en formato digital y en su propio idioma.

El afectado será el que dé permiso en cada situación al acceso de sus datos
El plan, que deberá estar funcionando plenamente en 2015 y que se suma a una propuesta de directiva europea sobre movilidad, es un paso más hacia la libre circulación de pacientes en la Unión. De momento, sólo Austria, Suecia, República Checa, Alemania, Dinamarca, Francia, Grecia, Italia, Holanda, Eslovaquia y Reino Unido, además de España, formarán parte del proyecto que contará con una financiación inicial de más de 22 millones de euros durante los tres primeros años. España, a pesar de que es uno de los países con un sistema de digitalización de archivos médicos más desarrollados de la UE, tendrá que dar un gran impulso para lograr llegar a tiempo al plazo.

Actualmente, el 80% de las historias clínicas que están los centros de atención primaria son digitales, según el Ministerio de Sanidad. La asignatura pendiente es generalizarla en los hospitales.

El proyecto europeo -Smart Open Services (SOS)- tendrá que lidiar con muchas dificultades técnicas que España ya conoce: la diferencia de idiomas, la variedad de sistemas informáticos y las leyes de privacidad de datos. "El modelo español de división de competencias puede servir como un buen ejemplo", sostiene el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria. De hecho, será a partir de octubre cuando empiece a funcionar en España un proyecto piloto en el que ocho comunidades -Cataluña, Castilla y León, Cantabria, Andalucía, Murcia, Valencia, Baleares, La Rioja- intercambien datos de historias clínicas a través de la red de comunicaciones del Ministerio de Sanidad.

Ese nodo o conjunto de macroordenadores centrales (que ya funciona, pero no para el intercambio de historias clínicas) será el encargado de que se pueda buscar, encontrar y consultar esa información, a pesar de que cada comunidad la tenga almacenada en un formato digital diferente. Lo mismo que se pretende hacer entre los 12 países que participan en el proyecto. Así, con la tarjeta sanitaria electrónica que existe en España -un formato que tendrán que adoptar otros países- se podrán consultar esos datos, independientemente del sistema informático en el que se hayan almacenado.
Para acceder a esa información, el médico también deberá tener un certificado digital reconocido -el del paciente será la tarjeta sanitaria electrónica- que le permita consultar las historias. "Y será el ciudadano, en el momento, quien tendrá que dar permiso para ese acceso. Salvo en caso de accidente o de urgencia vital", explica Juan Fernando Muñoz, subdirector adjunto de Tecnologías de Información de Sanidad y Consumo.
El acceso a información médica está regulado por la Ley de Protección de Datos. Por eso, el sistema de intercambio y consulta deberá cumplir requisitos muy estrictos: toda la información deberá ir cifrada, y cada acceso a un historial quedará reflejado.
Los profesionales sanitarios podrán además acceder a los datos esenciales de un paciente en su propia lengua. ¿Cómo podrá hacerse? "La información irá codificada basándose en unos estándares comunes; para ello España ya se ha incorporado a la Asociación para la Estandarización de la Terminología Clínica", matiza Pablo Rivero, director de la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad. Así, el médico, al introducir en la base de datos el identificador del paciente, encontrará sus datos en su propio idioma.

Queda decidir qué datos contendrán esas historias clínicas. Uno de los puntos que los 12 países miembros del proyecto tienen que decidir aún. Para eso se ha creado un grupo de trabajo liderado por España. "Contendrán datos básicos y resumidos. Como las enfermedades crónicas, las alergias, los medicamentos que se están tomando...", dice Bernat Soria. Sin embargo, será el propio paciente quien decidirá si quiere que sus datos aparezcan en esa historia clínica resumida. "Una persona tiene también derecho a que ciertas cosas no aparezcan en ese documento", dice Rivero.
El proyecto SOS pretende también que la llamada receta electrónica funcione en los 12 países miembros del proyecto. Ésta permite el acceso electrónico -con la tarjeta sanitaria- a las órdenes de prescripción de medicamentos. Con este sistema, que aún se está implantando en España y que no funciona todavía en todas las comunidades, se podría solucionar la situación de un paciente que quiere comprar un fármaco en otro país. También permitirá a las farmacias dispensar recetas expedidas por otros países miembros del proyecto. "El programa fomenta la eficiencia en la prescripción, en los tratamientos, y reduce enormemente el gasto", argumenta Soria.

crisis y sanidad


Crisis sanitaria en España


Uno de los sectores sociales que se verá más afectado por la crisis económica y política en la que estamos viviendo será la sanidad pública. El sector privado de la sanidad en España es subsidiario de la pública, por lo que puede incluirse como apéndice del común.Los problemas de la sanidad española son múltiples y complejos, derivados de la ineptitud gestora de los políticos que se han acantonado en los puestos de dirección para defender los intereses del Gobierno de Rodríguez Zapatero o de los Presidentes de las autonomías que les pagan los sueldos cada mes.

Hay lugares en los que la detracción de recursos públicos para organizar delirios particulares de los políticos están trayendo graves consecuencias sobre el bienestar de los ciudadanos, sobre su seguridad sanitaria y sobre las posibilidades de mantenimiento en el futuro de un nivel de prestaciones equivalente al actual.

La realidad es que la sanidad se está privatizando, algo que no debería resultar alarmante en un país normal, en España resulta casi un acto criminal, porque la externalización de recursos sanitarios en realidad oculta una operación mercantil que beneficia a los favorecidos por el régimen socialista, popular o nacionalista, según ubicación y circunstancia.
En el año 2.000 la cobertura sanitaria era prácticamente universal, en la mayoría de las comunidades autónomas, tanto en oferta de recursos como en demanda de los mismos. En oferta porque el Estado procuraba recursos completos, desde la atención sanitaria directa hasta todos las atenciones complementarias que requiere, en demanda porque los ciudadanos sólo por ser españoles tenían asegurada la asistencia completa de sus problemas por el servicio nacional de salud.

Con la transferencia autonómica de los recursos se han producido numerosas desviaciones y peculiaridades gestoras, que expuestas con claridad ponen los pelos de punta a cualquier ciudadano medianamente informado.
La sanidad está tremendamente politizada, posiblemente sea el sector público más politizado. La gestión sanitaria no tiene como prioridad la asistencia de los ciudadanos, porque cada vez presenta más metástasis políticas, que en realidad busca defender la cara del régimen correspondiente, en un alarde de propaganda y ocultación.

Es cierto que el Ministerio de Sanidad se ha quedado como testimonial en la gestión de los recursos sanitarios, pero el Gobierno español es responsable de todos y cada uno de los problemas sanitarios de nuestro país. Sean por falta de recursos, sea por desviación de los mismos, o sea por que los negocios prevalecen sobre los intereses de los ciudadanos.
En estos momentos se están haciendo grandes negocios en sanidad a espaldas de los ciudadanos, porque de la transferencia de recursos del Estado a las Autonomías, se ha pasado a la transferencia de recursos de las Autonomías al mercado, al mundo de los negocios.

Algunas de las operaciones mercantiles que se están haciendo con los recursos de la sanidad pública son las siguientes:

Grandes operaciones inmobiliarias, como ubicar un hospital o centro de salud en determinado lugar y comprar previamente los terrenos circundantes previo chivatazo a los amigos, porque incrementarán inmediatamente su valor.
Conceder rescisiones de medicamentos de demostrada eficacia a determinados laboratorios, para que dos años después saquen una molécula similar a un precio diez veces mayor que los originales. Permitir la incorporación de nuevas sustancias de utilidad no suficientemente demostrada.
Privatización de servicios sanitarios como todos los relacionados con los servicios parasanitarios, el transporte, la limpieza, la seguridad, concedidos a empresarios próximos a las causas particulares de cada autonomía.
Restricción de la incorporación de nuevos profesionales sanitarios, con la intención de realizar contratos con profesionales de otros países que acepten gustosos la proletarización laboral en su incorporación al sistema.
Permitir por parte del Estado la publicidad engañosa de los nutricéuticos, alimentos que llevan incorporadas sustancias que supuestamente son beneficiosas para la salud, sin haber realizado suficientes contrastes científicos de su eficacia. Cuenten diez anuncios televisivos en cualquier cadena y descubrirán que casi un 50 % están relacionados con la salud, especialmente en las emisiones matinales que tienen una audiencia de mayor edad y con más problemas de salud.

Un fuerte crecimiento del sector de la parafarmacia, devolviendo la ciencia médica a la época de la creencia irracional, porque la diferencia entre una sustancia eficaz contrastada, y otras sustancias que posiblemente sean beneficiosas, es la misma que la de seguir con vida o morirse de forma extraña.
La sanidad no se libra de la contaminación política, al contrario, cada día se está haciendo más incisiva y agresiva, sin que ninguna asociación sanitaria o de consumidores diga absolutamente nada, porque todas son dependientes del Gobierno y tienen su silencio comprado y asegurado desde los órganos de gestión y concesión de subvenciones.
Se está produciendo una estafa sanitaria a los ciudadanos de este país, un signo más del deterioro irreversible del Estado, de la degeneración de la política, del abuso y la opresión del poder, y de la pasividad estúpida de los ciudadanos que aceptan que les erosionen sus derechos sin hacer absolutamente nada.

Mientras haya salud no ocurrirá nada, pero el día que precisen de asistencia más allá de un catarro o unas anginas, pónganse a temblar, no por la buena formación de los profesionales sanitarios españoles, posiblemente de los más prestigiosos del mundo, sino por la aventura que supone llegar desde la demanda de asistencia a su prestación, y todo gracias a los numerosos obstáculos políticos que se han interpuesto entre los enfermos y quienes tienen que asistirles.

Lo dicho, que no falte la salud, y en su defecto no se pierdan las series "House", "Urgencias", "Anatomía de Grey", entre otras, para que comprueben como en realidad no son las cosas, y muéranse felices pensando lo afortunados que son por todo lo que han avanzado las ciencias de la salud en las series televisivas.


Erasmo de Salinas , Publicado por Ciudadano en la Red el domingo, agosto 17, 2008


miércoles, 13 de agosto de 2008

reintegro de gastos


¿que es el reintegro de gastos?

¿Qué es?

el reintegro de gastos es la devolución de los gastos producidos en los casos de asistencia sanitaria urgente, inmediata y de carácter vital y gastos de farmacia, que hayan sido atendidos fuera del Sistema Nacional de Salud, una vez comprobado que no se pudieron utilizar oportunamente los servicios de aquél y que no constituye una utilización desviada o abusiva de esta excepción.

El formulario de reintegro de gastos es el documento administrativo, emitido por la Consejería de Sanidad, para solicitar el reintegro de gastos por asistencia sanitaria y los siguientes gastos de farmacia:

Medicamentos prescritos para el pensionista o sus beneficiarios y adquiridos en el periodo de tramitación de la jubilación.

Medicamentos prescritos en urgencias.

Dietas medicamentosas.

Dónde solicitarlo 

El formulario que hay que rellenar para solicitar el reintegro de gastos se encuentra disponible en esta página (Modelo S/6) además también puede solicitarlo en los Centros de Salud, Centros de Especialidades Periféricas (Ambulatorios de Especialistas), Hospitales, Agencias Sanitarias o en cualquier Registro de la Consejería de Sanidad, pudiendo presentarlo en cualquiera de estos lugares junto con la documentación necesaria. 
Documentación necesaria

DNI o documento equivalente (pasaporte y/o permiso de residencia) de la persona que solicita el reintegro (en caso de beneficiarios, la solicitud la presentará el titular). 
Fotocopia de la Tarjeta Sanitaria Individual del titular y, en su caso, del beneficiario que haya recibido la asistencia. 
Informe médico del Centro Sanitario o del facultativo que prestó la asistencia y todos aquellos que puedan justificar la petición. 
Facturas originales y otra documentación que justifique el gasto. 

Certificación bancaria o fotocopia de la libreta de ahorros (que especifique la clave de la entidad, sucursal, dígitos de control y número de cuenta del titular, cuenta en la que se abonarán, mediante transferencia bancaria, los gastos solicitados).

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tomado del portal de salud de madrid

medicacion en hospital


medicacion En los Hospitales 
  

En los Hospitales se proporciona atención farmacéutica a los siguientes pacientes: Pacientes internos: todos los medicamentos y productos necesarios durante su estancia, mediante las órdenes médicas correspondientes. 
Pacientes externos (no ingresados): 
Tratamientos con Medicamentos de Uso Hospitalario: son los que deben ser prescritos por un médico adscrito a los servicios de un hospital y dispensados por el servicio de farmacia del mismo. 
Tratamientos con Medicamentos de Diagnóstico Hospitalario y Dispensación Hospitalaria: su dispensación a través de los servicios de farmacia hospitalarios se establece porla Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad y Consumo, cuando se incluyen en la prestación. 
Tratamientos con Medicamentos de Uso Compasivo: con carácter excepcional y bajo la exclusiva responsabilidad del médico, podrá utilizarse un medicamento para indicaciones o condiciones de uso distintas de las autorizadas. Para ello se requiere el consentimiento informado del paciente, el informe justificativo del facultativo, la conformidad del director del centro y la autorización de la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad y Consumo. Se proporcionan a través del servicio de farmacia del hospital. 
Tratamientos para pacientes con patologías concretas como fibrosis quística, hemofílicos o VIH. Son dispensados por el servicio de farmacia del hospital. 

Pacientes ambulantes: a través del servicio de farmacia del centro se les proporciona toda la medicación para su administración en algunas unidades clínicas como urgencias, hemodiálisis, radiología, hemodinámica, hospital oncológico de día, etc.A los pacientes que se atienden en urgencias, si no son ingresados, se les debe proporcionar la medicación necesaria hasta poder acudir a su centro de salud a por las correspondientes recetas oficiales. En el caso excepcional de tener que adquirirla en la oficina de farmacia, tiene derecho a solicitar el reintegro del gasto ocasionado por el pago del producto en su centro de salud o agencia sanitaria.

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tomado de :Portal de salud de la comunidad de Madrid

sábado, 2 de agosto de 2008

comunicado Valencia Enero 2008

Valencia Enero 2008

Según las Instrucciones dictadas por el Secretario Autonómico de Sanidad D. Luis Rosado Bretón el día 18 de enero del 2008, y que entraron en vigor en enero del 2008:

2.- La responsabilidad de emisión de la receta médica oficial para facilitar a los pacientes la dispensación de los fármacos prescritos, recae en el profesional que realiza la indicación del tratamiento. En esta sentido es obligatorio facilitar a los pacientes las recetas necesarias para completar el tratamiento y duración indicados (con la limitación legal de un máximo de 3 meses o 4 recetas en el mismo acto) en todos los centros sanitarios del ámbito hospitalario y ambulatorio.
En caso de disponer de la Historia Clínica Ambulatoria electrónica (SIA) o de acceso al módulo MPRE de GAIA, el tratamiento se deberá planificar para toda su duración (con un máximo de un año).
En el caso de los fármacos de diagnóstico Hospitalario o especial control que requieran la emisión de un informe de la Asistencia Especializada para su visado por los Servicios de Inspección, todas las recetas necesarias deberán ser emitidas siempre por el Especialista correspondiente. Si se dispone de Abucasis, el visado deberá ser siempre electrónico.

3.- Se recuerda que existe libertad de prescripción por parte de los facultativos, quedando bajo su criterio la indicación o no de los tratamientos y/o pruebas recomendadas por otros facultativos. Deberá darse traslado de este punto a los servicios de atención e información al paciente (SAIP)




4.-Los justificantes de asistencia en consulta serán facilitados siempre por el Área de Admisión de los Centros.

5.- En el caso de los menores de edad los justificantes de no asistencia a los centros educativos corresponde a los padres o tutores legales.

6.- Tal como se recoge en el documento de “Criterios de interconsulta” remitido a las Gerencias las interconsultas al especialista desde el médico de familia lo son por un primer episodio, por lo que todas las visitas sucesivas serán responsabilidad del especialista. Nunca se devolverá a un paciente al médico de familia para pedir una cita sucesiva o hacer las recetas de la primera prescripción. 
El especialista extenderá en cada consulta las recetas oficiales necesarias para el inicio o modificación del tratamiento, de tal forma que se evite al paciente la obligación de “salir de una consulta para entrar en otra”.
En caso de que el especialista considere que el paciente precise ser valorado por otra especialidad, pedirá la interconsulta y recibirá el informe correspondiente.

7.- Del mismo modo los documentos necesarios para la realización de cualquier prueba complementaria (analítica, imagen o diagnóstica) los emitirá el profesional y en el nivel en que estos se soliciten.

8.- Los documentos de Transporte sanitario, serán emitidos en el nivel asistencial en el que se indiquen (Urgencias, Consultas Externas, Centros de Salud) y firmados por el profesional que lo solicita, teniendo validez para todo el tiempo necesario. Para ello se utilizará el modelo oficial de TS de la AVS.

jueves, 31 de julio de 2008

nota de la ADSP Madrid

Ante las propuestas realizadas por el denominado Grupo Antiburocracia de Madrid, la Asociación para la Defensa para la Sanidad Pública de Madrid considera necesario hacer las siguientes consideraciones:


1) Es evidente que los médicos de Atención primaria sufren una importante carga burocrática que limita el tiempo dedicado a la atención sanitaria, como lo es que la Consejería de Sanidad de Madrid se ha comprometido varias veces a limitarla sin que hasta el momento haya tenido efectos prácticos relevantes.
2) La actual reglamentación de la prestación farmacéutica de la Sanidad Pública obliga a que el medico de Atención Especializada realice la primera receta de las prescripciones que indica y las siguientes tienen que ser cumplimentadas por el médico de Atención Primaria.
3) Frecuentemente este sistema no funciona, y entonces los médicos de AP se ven obligados a realizarlas. En estos caos lo que deben de hacer los médicos de AP es utilizar los cauces de reclamación internos ante las gerencias de AP y la Administración Sanitaria de la Comunidad de Madrid 
4) La Consejería de Sanidad madrileña es la responsable de consentir esta situación, ya que de ella y de las gerencias de AP y AE depende el que se cumplan las normativas en los servicios que son responsables de gestionar. 
5) Lo que no debería suceder en ningún caso es la denegación de las recetas a los usuarios del Sistema Nacional de Salud, dado que no son responsables de esta situación y si sucediera se les esta denegando uno de sus derechos reconocidos por la legislación vigente.
6) Por otro lado no debe olvidarse que si se deniega una receta a un paciente que precisa de esa prestación farmacéutica, se están asumiendo responsabilidades legales ante los problemas que pudieran surgir por la falta de la medicación necesaria.

Por todo ello entendemos que de llevarse a efecto esta medida, seria desproporcionada y solo perjudicaría a los pacientes. Las reivindicaciones profesionales deben de efectuarse siempre en el marco de respeto a la ética profesional y propiciando una mejora de la atención sanitaria, en caso contrario se esta favoreciendo el enfrentamiento con los ciudadanos y olvidando el carácter servicio público básico que debe tener la Sanidad Pública. 

Hay que rechazar a la política de la Consejería de Sanidad, exigirle que solucione la problemática denunciada y en todo caso realizar las presiones y movilizaciones que sean necesarias. Todo ello respetando los derechos y la salud de a los enfermos y evitando el detéorioro y desprestigio del sistema sanitario público.

ASOCIACION PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA DE MADRID

4de julio de 2008.

martes, 29 de julio de 2008

burocratas de bata blanca


Diario medico 28 - Juilo -2008

Un burócrata de bata blanca para todo

El médico de familia se ha convertido en el administrativo mejor pagado del Sistema Nacional de Salud. El papeleo que generan las recetas, los informes y los certificados varios que se solicitan desde otros estamentos copan hasta un 40 por ciento de su tiempo. Una parte importante de esta actividad no es propia de la primaria, pero se asume para no perjudicar al paciente ni entorpecer el trabajo de las instituciones públicas. A la espera de que llegue la receta multiprescripción, algunos facultativos han optado ya por dejar de extender algunos volantes.
Mª Carmen Rodríguez29/07/2008
Entre el 30 y el 40 por ciento de las tareas que se realizan en atención primaria son administrativas. Recetas, informes de salud, certificados de aptitud, justificantes... puro papeleo que copa una parte importante del tiempo del médico de familia, que tiene que asumir como propia una labor que no está obligado a realizar, pero que el sistema da por bueno. El mundo burocrático de la primaria da para mucho. Basta con contemplar la larga tipología de documentos que maneja el médico del primer nivel (ver gráfico) para darse cuenta de que, por su contenido, muchos de ellos nada tienen que ver con la actividad asistencial para la que se ha formado un especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.

Distinguir entre burocracia útil e inútil o prescindible es fácil; sólo hay que utilizar el sentido común, dice Antonio Torres, médico de familia del Centro de Salud Arroyo de Media Legua, en Madrid, y vicepresidente autonómico de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Diario Médico ha compartido con él parte de su jornada laboral. Después de cinco horas de consulta nos confiesa que de las 38 visitas que ha tenido, 20 son por demanda administrativa, no clínica. Le frustra no haber podido usar el fonendo en toda la mañana. Según él, el 80 por ciento de la labor administrativa que realiza en su consulta no es propia de Familia.

Torres se refiere básicamente a las recetas de procesos atendidos en atención especializada, en urgencias y en centros concertados, privados y mutuas laborales, que en la actualidad asume primaria y que él junto a sus colegas madrileños y catalanes dejará de extender a partir de septiembre (ver DM del 3-VII-2008 y 14-VII-2008). La SEMG, el resto de sociedades de primaria y el Colegio de Médicos de Madrid quieren acabar con el papeleo que genera hospitalaria.

"Además de transferir su gasto al primer nivel a través de la prescripción, nos remiten a pacientes que habiendo sido dados de alta son citados verbalmente para ser vistos en un año. Este proceso obliga a primaria a derivar de nuevo al paciente pasado ese plazo de tiempo. En la cartera de servicios de hospitales el paciente nuevo cuenta más que el de revisión o interno. ¿Defecto del sistema o gestión interesada? Lo que sí sé es que este circuito entorpece a la primaria y molesta al usuario, pero las quejas nos llegan sólo a nosotros".

Certificación basura
El vicepresidente autonómico de SEMG diferencia claramente tres tipos de papeleo: la documentación que es inherente a su trabajo (destacada en negrita en el gráfico), la que siendo relevante no debe realizar, y la certificación basura y totalmente prescindible.

Entre la documentación que no es inherente a su trabajo y que debería realizar otro personal Torres destaca la emisión de partes de baja laboral y la confirmación semanal de incapacidad temporal, "por no hablar de la lista interminable de informes de salud basura que los pensionistas demandan para solicitar todo tipos de actividades y los múltiples certificados de aptitud que reclaman las instituciones públicas para ofertar sus servicios (oposiciones, actividades deportivas, etc.) y que un mismo paciente reclama varias veces al año".

¿Por qué hay consultas en urgencias por constipado o picor de garganta?, se pregunta Torres. "Porque el enfermo sabe que hay 70 personas esperando en la puerta de Familia. Si soy capaz de demostrar a mi cupo que tengo un trabajo razonable y tiempo para tratar dolencias leves, esas personas van a dejar de acudir a otros servicios. Pero para ello es preciso que todos los facultativos hagan su trabajo. Todos tenemos listas de espera, primaria y especializada, pero lo que no puedes hacer es ganar tiempo a costa del de los compañeros. ¿Qué busca el sistema? Que atención primaria haga de filtro o que rellene papeles sin más".

La picaresca
La picaresca española también se deja ver en las consultas de primaria. "El contenido de las peticiones que nos hacen llegar los pacientes nunca se valora; los inspectores sanitarios no se cansan de advertirnos que no estamos obligados a realizarlas, pero cómo le dices que no a la señora María...". Torres nos ilustra con tres ejemplos claros y algo surrealistas del abuso que en ocasiones se hace del sistema sanitario: "Doctor, me podría hacer un informe que certifique que cuido bien a mi tío. Otra petición es la de un paciente con depresión que pide un documento en el que conste que la vida le ha tratado mal y es injusta, o la de una señora mayor que solicita un certificado para obtener un viaje a Lourdes para participar en la peregrinación de fieles a esta localidad". Los tres documentos, apunta, se han cumplimentado debidamente.

La confianza y el grado de compromiso que adquiere el médico de familia con el paciente le obliga, dice, a asumir más responsabilidades de las que le corresponden. "Si aplicáramos el sentido común, nos daríamos cuenta de que no es rentable para el SNS que se entorpezca el trabajo del médico de familia de esta manera tan absurda ni que se exija una validación médica para todo", añade.

Cambios en la gestión
Según él, no sólo hay que modificar la estructura organizativa de la primaria, sino reestructurar la gestión de los diferentes estamentos sociales. No podemos medicalizar todo ni asumir las responsabilidades jurídicas, legales y médicas que otros eluden". La receta multiprescripción y el sentido común podrían solucionar una parte importante de los problemas administrativos de primaria, afirma. "En Alemania y Gran Bretaña la medicación de un crónico la controla la farmacia, que es la que dispone del informe con el tratamiento farmacológico prescrito y los cupones-descuento que debe recibir cada mes. Hoy con este sistema me habría ahorrado 20 consultas y otro tanto de pos ya que estoy aquí, la muletilla que emplea el paciente en su visita burocrática para consultar todo".

A la espera de que llegue, él y otros tantos colegas de Madrid y de Cataluña a los que se sumarán -dice- facultativos de Salamanca, Valencia y Aragón, han decidido reducir su carga burocrática. El primer paso lo ha dado el propio médico; ahora falta que gestores y políticos se pongan manos a la obra. Los médicos de familia dicen estar hartos de hacer las recetas pautadas por otros y ya han colgado un aviso en sus puertas para que la iniciativa no pille por sorpresa. Piden que especializada haga la primera receta y rellene sus informes.

El lector, a favor de eludir recetas de otros
Casi el 70 por ciento de los 964 facultativos que han participado en la encuesta de Diariomedico.com sobre carga burocrática en el primer nivel dan por buena y adecuada la decisión de médicos de primaria madrileños y catalanes de dejar de prescribir los medicamentos de otros colegas de especializada y de la privada a partir de septiembre. No obstante, de ellos un 8,71 por ciento considera que la medida es insuficiente y que debería de ir acompañada de cambios en la estructura organizativa, como apuntan alguna voces en el foro de opinión de la página web.

El 32,78 por ciento, sin embargo, rechaza esta medida por considerarla una acción inapropiada en el Sistema Nacional de Salud. La iniciativa, impulsada por los 2.200 médicos que reúne el Grupo Antiburocracia de Atención Primaria de Madrid, y que cuenta con el apoyo de las sociedades de primaria -SEMG, Semergen y Semfyc y la de pediatría, Ampap- busca descargar a los facultativos de las tareas administrativas que, según José Luis Quintana, portavoz de este colectivo, "va en detrimento de la asistencia".

El vicepresidente autonómico de SEMG en Madrid, Antonio Torres, es uno de los que aplicará en su consulta esta medida tras el verano. "Si los hospitales están habilitados para prescribir medicamentos, como es lógico, y disponen de talonarios, ¿por qué nos los remiten de nuevo a primaria? No somos los secretarios de nadie y ya es hora de que acabemos con la vieja expresión: con esto, a su médico de cabecera". 

domingo, 20 de julio de 2008

accidentes de trafico en españa

JANO.es · 18 Julio 2008 09:54
La combinación de alcohol y conducción provoca cada año en España unos 50.000 accidentes de carretera y provoca la muerte de unas 1.500 personas

La suma de conducción y alcohol provoca en España 50.000 accidentes y 1.500 fallecimientos al año, según informaron ayer el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, y el responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, durante la presentación de una campaña informativa para prevenir los accidentes de tráfico provocados por el consumo de alcohol y otras drogas.

La campaña se presentó en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, y contó con la colaboración del Gobierno de Castilla-La Mancha, cuyo presidente, José María Barreda, también asistió al acto. El lugar se escogió para acentuar la necesidad de concienciar a la población ante un problema de gran calado social y con consecuencias irreversibles para víctimas y familiares. Los ponentes explicaron que de cada 100 accidentes de tráfico mortales, entre 30 y 50 están relacionados con el alcohol, y que el consumo de drogas ilegales está detrás del 10% de los accidentes de tráfico más graves.

La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya; el subdelegado del Gobierno en Toledo, Francisco Javier Corrochano; el consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Roberto Sabrido; el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, y el director-gerente del Hospital, Miguel Ángel Carrasco, asistieron también al acto, en el que Mario Fernandez Guío, un paciente del centro hospitalario, relató su experiencia personal como víctima de un accidente de tráfico provocado por el consumo de alcohol.

Los accidentes de tráfico son la segunda causa de siniestralidad y mortalidad evitable y la primera causa de muerte entre los adolescentes españoles. Según la Encuesta Escolar sobre Drogas 2006-2007, dos de cada diez jóvenes de entre 14 a 18 años ha viajado alguna vez en vehículos conducidos por personas bajo los efectos del alcohol. Además, a los 18 años, el 14,9% de los estudiantes de 18 años ha conducido un vehículo a motor bajo los efectos del alcohol.

"La suma de alcohol y otras drogas con la conducción termina provocando pérdida de vidas humanas o consecuencias irreversibles para la salud", subrayó Bernat Soria en su intervención. El ministro destacó el esfuerzo del Gobierno de España, a través de la DGT, por reducir los accidentes de circulación y sus secuelas. En este sentido, ha recordado que la DGT realizó el pasado año más de 4 millones de controles de alcoholemia, de los que casi 100.000 dieron positivo. "La sociedad está captando el mensaje de los riesgos de conducir bebido, pero tenemos que seguir luchando por reducir las cifras de fallecidos y de heridos graves", ha añadido.

Guías para jóvenes y profesionales
La campaña incluye la edición del díptico informativo "Alcohol y otras drogas incompatibles con la conducción: Lo que tienes que saber", dirigido específicamente a los conductores más jóvenes, así como una guía para profesionales de la salud con estrategias preventivas. La edición y difusión de estos materiales constituyen el cumplimiento del compromiso adquirido por Bernat Soria en su primera comparecencia ante la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de la Droga el pasado 29 de octubre. El objetivo, potenciar la prevención de estos accidentes de tráfico.

El folleto dirigido a los jóvenes explica de forma sencilla los efectos del consumo de alcohol, cannabis, cocaína, anfetaminas, éxtasis y alucinógenos en la conducción. También analiza qué es la tasa de alcoholemia y los factores que inciden sobre ella. Esta información también trata de romper algunos mitos en torno a los remedios supuestamente eficaces para reducir la tasa de alcoholemia. Por ejemplo, hacer ejercicio, tomar chicles o caramelos, tomar o masticar café, beber aceite, fumar, consumir cocaína, usar inhaladores bucales, beber mucha agua o tomar clara de huevo no han demostrado reducir la tasa de alcoholemia. También se explican las sanciones por conducir bajo los efectos del alcohol y de otras drogas, cada vez más duras, pudiendo incluso llegar a penas de prisión para el conductor.

El Ministerio y la DGT distribuirán 800.000 ejemplares del folleto informativo en las autoescuelas entre los futuros conductores, que coincide que son también los más jóvenes. La cifra coincide con las personas que se sacan el carné de conducir cada año en España. El ministro agradeció a las autoescuelas su colaboración y ha puesto de manifiesto la importante labor de los profesionales de la salud en la prevención de los accidentes de tráfico relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas. "Una labor a la que toda la sociedad puede y debe contribuir", indicó.

En cuanto a la guía para profesionales, revisa las distintas estrategias aplicadas para evitar los accidentes de tráfico relacionados con el consumo de alcohol o de otras sustancias psicoactivas y lograr su disminución. Su publicación cumple las recomendaciones del Grupo de Trabajo sobre Accidentes y Lesiones de la Comisión Europea y el Libro Blanco de la Unión Europea. La política europea de transportes de cara al 2010. Según estos trabajos, los programas de salud pública deben incluir la disminución de los accidentes de tráfico y apoyar los esfuerzos realizados en pos de su prevención, y basados en la evidencia científica.

La guía subraya que el perfil del joven con riesgo de sufrir una lesión de tráfico por alcohol es un varón, menor de 25 años, con intención de beber y conducir en el futuro, que ha viajado alguna vez como pasajero de un conductor embriagado, con problemas en la escuela o en la familia y que es consumidor de alguna otra sustancia.

La Guía de Estrategias Preventivas para reducir la conducción bajo los efectos del alcohol y otras sustancias psicoactivas ha sido elaborada por Alicia Rodríguez, especialista de reconocido prestigio en temas de alcohol. La financiación ha corrido a cargo de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, y se distribuirá entre profesionales y personas con capacidad de decisión en los ámbitos municipal, autonómico y estatal.

urgencias hospitalarias en Andalucia 2008

El Pais
REYES RINCÓN - Sevilla - 20/07/2008

Tomaron posesión de su plaza fija hace dos años y ya han pedido el traslado. 102 de los 404 médicos de Urgencias hospitalarias que consiguieron plaza fija en 2006 han pedido salir de éstas y pasar al servicio de Atención Primaria, según los datos facilitados por el Sindicato Médico. Andalucía cuenta ahora con alrededor de 450 médicos de Urgencias con plaza en propiedad (los 404 que la obtuvieron en 2006 y aproximadamente otro medio centenar más de otros procesos). El 22,6% de los facultativos fijos ha pedido el cambio y el 90% lo ha conseguido.
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"Parece que nos quieren echar. Pues vámonos", dice un médico.
¿La presión que acompaña al trabajo habitual de las Urgencias es la causa de la desbandada o hay algo más? Según los médicos que han optado por abandonar, la presión sería soportable si las condiciones laborales fueran mejores. "En las Urgencias hospitalarias se concentran todos los males", señala Miguel Ángel Montilla, del Sindicato Médico.
El primer obstáculo y el más repetido por los profesionales consultados es "la enorme carga asistencial y las jornadas de trabajo excesivamente largas". "Los médicos de Urgencias trabajan 48 horas semanales y, además, todas ellas en labores asistenciales, algo que no ocurre en otras especialidades. El de Urgencias no levanta jamás el pie del acelerador", advierte Montilla. Al exceso de horas y al estrés de trabajar contrarreloj se une la dificultad de conciliar el hospital con la vida familiar. Los turnos van rotando y hay que hacer muchas horas de tarde, de noche, de fin de semana. Eso explica que entre los que han pedido el traslado abunden las mujeres y los profesionales que rondan la cincuentena y que tienen muchos años de experiencia en Urgencias. "Es un capital importante en conocimiento y experiencia y lo abandonan todo para irse a otras áreas en las que tienen que empezar de cero", explica el representante sindical.
Es el caso del médico Felipe Gámez, que después de 19 años y medio en Urgencias del pabellón civil del Hospital Carlos Haya de Málaga ha decidido pedir el traslado a Primaria. No ha conseguido plaza en la adjudicación provisional, pero espera hacerse un hueco en el listado definitivo. Gámez, de 51 años, se reconoce "desbordado". Recuerda que empezó "con mucha ilusión y un horario más o menos definido". "Me gusta este trabajo, atender al paciente en situación crítica y trabajar para recuperarlo". La peor cara de las urgencias empezó a verse, según asegura, en febrero de 2007. "Se reorganizaron las urgencias y ahora cada jefe organiza como quiera". Desde entonces, según los médicos, no hay horarios definidos. Te puede tocar por la mañana, por la tarde, por la noche, el fin de semana. "Me gustan las urgencias, pero yo ya tengo una edad en la que no puedo hacer una vida así. Parece que nos quieren echar. Pues vámonos. En Primaria conoceré a mis pacientes y sabré cuál es mi horario", se consuela Gámez.
Las fugas más numerosas las registran hospitales como el de Jerez, de donde se marcharán 11 de los 16 médicos con plaza fija, y La Linea de la Concepción, donde abandonan ocho de nueve. Entre los hospitales de las capitales, las peores cifras las presenta el Reina Sofía de Córdoba, de cuyas Urgencias ha pedido salir un tercio de la plantilla, según los datos del Sindicato Médico.
A las condiciones de trabajo los facultativos añaden otras razones que explican la huida. La primera, la falta de un desarrollo profesional en Andalucía. Al contrario que en el resto de España, aquí no existe una categoría profesional de Urgencias, una reivindicación histórica de los sanitarios andaluces. Fuentes de la Consejería de Salud sostienen que en Urgencias "es positiva la rotación". "No apoyamos la especialidad de Urgencias porque se acabaría la movilidad y los médicos estarían siempre abocados a ese trabajo estresante".
Los facultativos aluden también a la "desmotivación" que les produce depender de los cuidados intensivos, a los que ahora están subordinados los servicos de Urgencias. Hay otra razón que, al menos en el caso de Gámez, ha influido para el traslado: el cambio de hábitos en los usuarios. "Antes la gente acudía a Urgencias cuando de verdad estaba enferma. Ahora es un abierto 24 horas en el que el paciente exige que se le atienda ya y al que muchos acuden para saltarse la espera de su médico de cabecera". Esta actitud ha acabado repercutiendo en su ánimo y en la calidad del servicio, según el médico: "Te duele mucho perder una hora en cosas poco importantes y mientras no haber podido atender al que ha llegado con un dolor en el pecho que de verdad te necesitaba ya".
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Presiones, renuncias y pocas satisfacciones
Juan Benítez está a punto de dejar atrás dos décadas de trabajo en las Urgencias del Hospital de Jerez. Trabaja allí desde 1988 y ahora se ha decidido a pedir el traslado al servicio de Atención Primaria. Se lo han concedido y, probablemente después del verano, pasará consulta en el Distrito de Jerez. Un cúmulo de circunstancias le han superado. "No podía aguantar más la presión asistencial, ni la dependencia de los Intensivos, ni la nula opción de carrera profesional".
Benítez, que pertenece a la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias (Semes), defiende la necesidad de crear una especialidad de Urgencias, a la que se opone la Junta y que tampoco se decide a poner en marcha el Gobierno central. "Cuando haya un MIR de cinco años la calidad asistencial será mejor", asegura el médico, para quien gran parte de culpa de la situación que viven los médicos de Urgencias andaluces radica en el Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias y el "yugo" que supone depender de los Intensivos. "Con esta organización, nuestra capacidad de desarrollo profesional se ve abortada", sostiene Benítez, que advierte de que esta situación tiene poco fundamento: "Sólo el 0,3% de las urgencias atendidas son subsidiarias de Intensivos. El 60% es de Traumatología y el 30% de Medicina Interna".
A este conflicto entre sus expectativas y las que les ofrece la Consejería de Salud, se unen las razones "puramente asistenciales", que también han pesado en su decisión. El problema, asegura, nace del "fracaso" de la Atención Primaria, donde se han acumulado las carencias hasta acabar salpicando a las Urgencias. "Muchos ciudadanos van a su centro de salud con un dolor de garganta y le dicen que vuelva a los ocho días, que no hay cita. Ese paciente no puede esperar y se va a Urgencias", explica el médico, que como sus compañeros, se encuentra a menudo atendiendo dolencias menores para las que, en su opinión, no se concibieron las Urgencias. "Eso para nosotros también es un fracaso personal".
En su hospital, el de Jerez, se van 11 de los 16 médicos con plaza en propiedad. "Una empresa no se puede permitir el lujo de perder al 70% de su plantilla", advierte Benítez, que recuerda que, hace años, una jornada laboral en las Urgencias tenía picos y valles, unas horas con más afluencia y otras con menos. "Te podías permitir dar una cabezada a las tres de la mañana. Hoy no. La asistencia no para a ninguna hora".
Como la mayoría de sus compañeros que han decidido abandonar, se define como médico de Urgencias "vocacional". "Es un trabajo que exige sacrificio y renuncias. Pero eso se asume bien por vocación. Lo que no asumo es que nos tengamos que quedar estancados en los años noventa", apunta. La situación actual hace "muy difícil" conciliar el trabajo con la vida familiar. "Llevamos 20 años estando fuera de casa 24 horas cada cuatro días. Cualquier organismo se resiente", advierte el médico, que ilustra con su experiencia personal la realidad de muchos de sus compañeros: "A mi hijo en cuatro años no le conocí ningún fin de semana".