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sábado, 10 de mayo de 2008

vacuna contra el virus del papiloma humano



Ayer, jueves 8 de mayo de 2008, tuvo lugar el seminario anunciado sobre "La
vacuna contra el virus del papiloma humano", promovido por la Asociación
Internacional de Estudiantes de Medicina de España-Universidad Autónoma de
Madrid, en la Pagoda de dicha Facultad de Medicina.
Me gustaría difundir algunas de las ideas clave y "nuevas" que discutí en el
mismo.

1/ El cáncer de cuello de útero es una enfermedad/mortalidad de mujeres
pobres y marginales (en los países desarrollados), y de mujeres de países
pobres. Es, casi, la primera enfermedad de pobres que interesa al mundo.
Casualmente, la solución que se propone se aplicará mayoritariamente a las
mujeres que no lo necesitan (educadas, clase media-alta, sin futuro ni de
prostitución, ni de pobreza, ni de cárcel, ni de drogadicción). Casualmente,
una enfermedad/mortalidad de pobres interesa cuando hay gran negocio de por
medio.

2/ Hay que promover en el mundo un contrato para que las farmacéuticas que
producen la vacuna (y aseguran que es "el inicio del fin del cáncer de
cuello de útero", y que el efecto se mantiene más de 30 años) a/ se hagan
cargo de los costes de re-vacunación si resulta falsa la expectativa de
duración, b/ acepten las reclamaciones por cáncer de cuello de útero en las
vacunadas correctamente, y c/ donen una dosis a los países en desarrollo por
cada dosis empleada en un país desarrollado.

3/ En las reclamaciones y denuncias por los anuncios directos a la población
sería bueno que se sumasen, al menos, SEMFYC (Sociedad Española de Medicina
de Familia y Comunitaria) y SESPAS (Sociedad Española de Salud Pública y
Administración Sanitaria) [ambas sociedades se han sumado a la petición de
la moratoria de la vacuna] a las feministas baleares que ha iniciado el
proceso judicial.

4/ En el caso de que la vacuna contra el VPH tuviese los problemas que está
teniendo la vacuna heptavalente contra el neumococo (multiplicación de
enfermedades agresivas y graves por cepas "seleccionadas" por la vacunación,
al cambiar la ecología de la infección) habría que exigir a los expertos y
responsables políticos y de las asociaciones que promueven la vacunación
inmediata que examinasen públicamente su conducta y sus conflictos de
intereses.

Por último, destacar que un estudiante preguntó acerca de la defensa del
Ministro de Sanidad y Consumo de España, en una entrevista en el Suplemento
Semanal del diario El País, acerca de que "la oposición científica a la
vacuna contra el VPH no se despertó hasta que todo estaba ya aprobado" (o
similar). Mi respuesta al estudiante es que el Ministro dijo media verdad (y
"dirán que miente dos veces, si dice la otra mitad", cité de memoria a
Antonio Machado). Al menos, en lo que a mí se refiere, la oposición se
despertó en febrero de 2007 cuando fui consciente de que el Ministerio, las
Consejerías Autonómicas, los expertos, y varias asociaciones científicas
profesionales estaban promoviendo la vacunación inmediata de todas las
adolescentes (y sugiriendo que podría ser beneficioso el vacunar a las que
ya tienen/han tenido actividad sexual, contra toda prueba científica).
Esa media verdad oculta (la alarma ante un uso inesperado de una vacuna
experimental, de la que desconocemos hasta el mecanismo de acción) es lo que
me movió.

No estoy en contra de la vacuna contra el VPH, sino contra las prisas en su
aplicación. Como en toda pauta preventiva, la certeza de sus ventajas tiene
que ser indudable. Hoy, todavía, hay dudas.

Lo que comento para que no quede en el ámbito de un seminario precioso por
el animado debate, con estudiantes de Medicina y Bioquímica de la UAM,
médicos españoles, y estudiantes de la Maestría de Salud Internacional de la
Escuela Nacional de Sanidad de Madrid (de países como Bolivia, Costa Rica,
Haití, Méjico, Nicaragua y Perú, entre otros).
Por supuesto, este texto se puede difundir si se cree conveniente/útil. Y
puedo enviar la bibliografía básica empleada a quien le interese.

Juan Gérvas