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lunes, 7 de julio de 2008

Dra. Asuncion Rosado-nota de prensa


Los médicos de familia, hartos de hacerles recetas a los especialistas

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En Madrid ya han anunciado que en septiembre dejarán de asumir las prescripciones de sus compañeros
 
Los médicos de atención primaria se quejan de tanta burocratización injustificada que paraliza el... 

Jorge Bustos.

No se trata de una guerra fratricida declarada por los médicos de familia a sus colegas especialistas. Lo único que piden los facultativos de atención primaria es que cada cual asuma sus funciones. Todo médico tiene la obligación de recetar los tratamientos que prescribe, pero esta conducta tan aparentemente normal no es, ni mucho menos, la hegemónica en nuestro Sistema Nacional de Salud. Lo habitual es que los médicos de familia de toda España inviertan buena parte de su jornada en hacer de escribanos de los especialistas. 


Cansados de andar más entre papeles que entre fonendos, los médicos de atención primaria de la Comunidad de Madrid se han asociado en el Grupo Antiburocracia de Madrid, al que por el momento ya apoyan 2.200 licenciados de la región (es decir, un 55% del total de los 4.000 sanitarios de primaria que allí trabajan); del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem); y de cuatro sociedades de Atención Primaria de Madrid: la de Medicina Familiar y Comunitaria (Somamfyc), Medicina General (Semg y Semergen) y Pediatría (Ampap). Se unieron en enero de 2008 y no tienen vinculación con sociedad científica, entidad o sindicato alguno, sino con la sola salvaguarda de su ejercicio profesional.

 Consultas burocratizadas

Su reacción es fruto de la sobrecarga de las consultas de atención primaria, la cual “ha llegado hasta tal punto que la mitad del trabajo de los médicos se dedica a la burocracia, especialmente a recetas prescritas por especialistas de ambulatorios, hospitales y servicios de urgencias en hojas en blanco, no válidas para el descuento en farmacia, y muchas veces sin sello con los datos del médico ni firma reconocible”, según explica un comunicado difundido por el Grupo Antiburocracia de Madrid. El paciente que sale del especialista se ve así obligado a concertar una nueva cita, esta vez con el médico de cabecera, para que le transcriba el borrador de receta en términos válidos.

La doctora Asunción Rosado trabaja en el Centro de Salud de San Andrés, en el distrito madrileño de Villaverde. Ella aporta otra de las razones fundamentales por las que se adhirió a la protesta, amén de la proliferación insidiosa de la burocracia: “Al escribir las recetas de especialistas estamos responsabilizándonos de diagnósticos y prescripciones ajenos, que en ocasiones pueden parecernos erróneos, pero tenemos que firmarlos. Si hay problemas, cargaremos nosotros con la culpa, incluidas las contingencias legales”. El problema se da en todo el territorio nacional. En Valencia la consejería ha enviado instrucciones para que los especialistas hagan sus recetas. En Salamanca se ha orquestado una iniciativa parecida a la madrileña.

Problema con plazo fijado

“Desde la consejería nos dicen que es un conflicto corporativo, y que el sistema lleva años funcionando sin problema. Nosotros sólo le pedimos que facilite talonarios de recetas a todos”, dice Rosado. Sí es un problema. La ley otorga a los médicos el derecho a la libertad de prescripción, y ese derecho no se está garantizando. La asesoría jurídica del Icomem avala su postura.

A partir del 1 de septiembre, los médicos madrileños de primaria dejarán de hacer recetas prescritas por especialistas. Quieren avisar con tiempo a la población, para que los pacientes no sean los perjudicados por su decisión. Porque el paciente desavisado puede encontrarse con que, tras obtener el tratamiento del especialista, el médico de familia se niegue a hacer la receta, y no halle quien se la haga.